La lengua, al igual que la sociedad, cambia constantemente; debe adaptarse a los nuevos contextos históricos, sociales, tecnológicos e individuales y colectivos. Si dejamos a un lado la rectitud de la Real Academia y toda la normativa descendiente de la evolución etimológica, ¿existe un hueco para la actualización?
Al pretender que todos los miembros de la sociedad, hablantes de una misma lengua, adapten su competencia lingüística a la nueva realidad, ¿estamos creando polémica?, ¿estamos corrompiendo el español? Primero, se debe pensar en el hecho de que nadie habla la lengua "real" o "normativa"; el hablante se encuentra en un contacto constante con diferentes personas y diferentes culturas: cada individuo ha vivido una realidad y, por lo tanto, sus características lingüísticas van a ser diferentes. Segundo, las reglas en la lengua son una guía hacia su conocimiento, lo que no quiere decir que quien no las cumpla demuestre un uso incorrecto o alejado de la verdad: entran en juego las variantes lingüísticas.
Es cierto que la función de los diccionarios es necesaria para entender la lengua: reflejan el uso de los términos, sus significados y su geografía. La Real Academia ofrece sus repositorios y usa su posición como Institución Académica para velar por la adaptación de la lengua española a la sociedad, poniendo en debate constante los términos contenidos. Ahora bien, ¿es esta realmente una figura adaptada a la actualidad?
En los últimos años el lenguaje inclusivo ha abierto un debate necesario y todavía fuerte: el español, a pesar de ser una lengua muy rica en flexibilidad, se ha visto amenazado por el sexismo. ¿Por qué ahora? El lenguaje y el comportamiento o forma de vivir sexista van de la mano. Este nuevo entendimiento de desarrollo hacia un español más abierto tiene como objetivo evitar centrar la lengua en un único sexo o género social. Se considera que hay un uso sexista del lenguaje cuando, por ejemplo:
- Se emplea el término masculino genérico al hablar de un grupo mixto en género: utilizar hombre para hacer referencia a la especie humana
- Se impone como pronombre predeterminado el masculino singular cuando no conocemos a la persona
- Se utiliza un marcador de género para determinadas profesiones que, por costumbre social, se consideran propias del sexo masculino, como el caso de médico
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario!